Desde una Villa en el Parque
viernes, febrero 23, 2007 Un miércoles



Y estaba ahí, sin nada que perder.

La risa fue entreverándose en las palabras, muchas letras mezcladas, historias de caminos vividos, pies descalzos, almas desnudas; vos: calor, yo: frió, de esos intensos que dejan el corazón violeta, vos: unos ojos brillosos que no paran de mirarme ni de degustar cada gesto como si fuera único, yo: boca seca, nervios, mas fría, con tonos colorados, movimiento torpes descolocados.

La avenida, que podría haber sido cualquiera de las más conocidas de tu ciudad, barrio, país, descansaba de las pisadas apuradas e histéricas de sus perfumadas señoritas, sus hombres tristemente llenos de obligaciones y de aquellos especimenes adolescentes, el ruido de los automóviles no lograba distraer mi mirada de esos ojos tan miedosamente dulces.

Me han dicho que ciertas personas, después de consumir una cantidad razonablemente inquietante de Mentol Plus paquete negro, entran en estados hipnóticos. Si usted anda caminando por aquellas avenidas tan populares…

Le recomiendo, se concentre en dominar la tentación, pues estoy hablando ni mas ni menos de los besos encontrados y peligrosamente dulces, que les comento, a modo informativo, lo invaden de una manera brutalmente deliciosa, y se escapan de nuestros labios y nunca de nuestro recuerdo, nos abrazan de manera fuerte y larga en tiempo real y fantasioso, con dos brazos contenedores, nos cantan la canción que mas nos gusta al oído, y si querer uno a ya está mas adentro que afuera del sueño, y justo en ese momento vienen los colectivos esperados y terminan con todo de una sola vez; Nos acarician el rostro, se enrosca en nuestro cabello, con algunas hermosas promesas.

Y uno viajó, apenas, sin moverse.

Y estaba ahí, sin nada que perder.

Y podías no haber estado, podía no haber estado.

Para no mentir, no se quien estuvo en realidad.

Mejor dicho: no sé quien habrá estado.


Posted by Dark Rusa :: 8:02 p. m. :: 22 comments

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jueves, febrero 01, 2007 El 16 de enero del 2007

Me encantaría que sepán quién fué mi Zeide (abuelo), el papá de mi mamá, y creanme una persona a la que les hubiera encantado conocer.
Esta es mi mínima manera de homenaje.
Un abrazo gigante

Tamara

Lunes 22 de enero de 2007

A los 94 años

Murió el músico Mauricio Goldstein Citron

Fue primer violín concertino del Colón

Una larga y brillante trayectoria musical cumplió el maestro Mauricio Goldstein Citron, ex primer violín concertino de la Orquesta Estable del Teatro Colón, fallecido en esta ciudad a los 94 años de edad. Su personalidad ejemplar, más allá de sus sobresalientes méritos artísticos, había tenido el reconocimiento oficial y público en octubre de 2004, cuando el presidente del Senado de la Nación, Daniel Scioli, le entregó el diploma de honor "por el valioso aporte a nuestra cultura".

Traído por su padres a nuestro país desde la ciudad de Nueva York, donde nació el 3 de noviembre de 1912, Mauricio Goldstein Citron emprendió sus estudios musicales a muy temprana edad y en un hogar de humildes recursos, los que en virtud de sus privilegiadas dotes artísticas rindieron sus primeros frutos junto a una orquesta infantil -de la que era el primer violín- cuando tenía cinco años. Adoptó posteriormente la ciudadanía argentina y cursó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico, de donde egresó con el primer premio de violín y medalla de oro en 1923.

La seriedad de sus objetivos artísticos lo llevó a seguir las enseñanzas del maestro Néstor Cisneros, de quien fue discípulo dilecto en vida de éste, y a quien honró después con ejemplar devoción y reconocimiento, rasgo de gratitud y nobleza de espíritu que mantuvo a lo largo de toda su vida.

La moral y la ética profesional del maestro Goldstein Citron emanaban de una sólida formación cultural y elevados valores espirituales, e iban unidos a una perseverante voluntad que lo condujo desde los atriles más modestos de la Orquesta Estable del Teatro Colón hasta ocupar el puesto de violín concertino por concurso avalado por el rigor y la excelencia de los jurados intervinientes y ciertamente convalidado en la historia centenaria del Colón por las batutas internacionales que ocuparon sucesivamente el podio, como las de Arturo Toscanini, Héctor Panizza, Erich Kleiber, Roberto Kinsky, Molinari Pradelli, Janos Kulka, Ferdinand Leitner, Simón Blech, Daniel Barenboim y muchos más.

Goldstein Citron era uno de los más reconocidos violinistas que ejecutaban música a primera vista y fueron proverbiales sus interpretaciones de los Caprichos de Paganini, que tocaba con ejemplar virtuosismo. Ejerció la docencia y también formó parte del Cuarteto Euritmia. Constituyó junto a su esposa, la soprano Paulina Toporrosi, que fue integrante del Coro Estable del Colón, un hogar ejemplar en los casi sesenta años que pasó junto a ella, del cual sobreviven sus hijas Alma Graciela y Elvira Eugenia Goldstein.

Héctor Coda

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Posted by Dark Rusa :: 8:01 p. m. :: 15 comments

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