Desde una Villa en el Parque
miércoles, diciembre 21, 2005 Neuroanarquía



Podés asegurarte que todo esté en orden, y mismo así tener tu cabeza en tal desorden que ni un equipo entero de seguridad te sirva para que no pase lo que pasa, ¡no en tu cabeza!, ¡en la mía! Hay un ejército de anarquistas rodeando mis neuronas, dicen que de a poco irán comiéndolas, tal cual hiciste vos; y yo te dejé, tenías hambre, no podía negarte nada, y nada es todo, contradicciones seguras de que no tienen nada que asegurar pues su verdad es absoluta.

¿Qué también querés mi corazón destrozado, mi libido fuerte, hecha pedazos, insensible, como nazi asesino?
Es el precio. Ya está pago y ni me di cuenta, pagué con ardor el intento de recomponerla; ¿Qué se perdió mas en las guerras? Lo sé, todos tenemos nuestras propias guerras en las que a veces renacemos de las cenizas, si es que nadie las roba.
Si alguien sabe quién se robó mis cenizas, mis armas, que las entregue al paradero correspondiente. Podría asegurar que no le sirven más a nadie, ni a la que anota éstas palabras perdidas, esquivando el viento que trae la noche.

¡Y me pedís que no llore!
¡Vos también!
Sabe que mis lagrimas suelen limpiar estos ojos llenos de arena; me olvidé el colirio en la mesita de luz a 2500 kilómetros de distancia de donde estoy; ¿Qué en cuantos días llegaría caminando?
Quiero hacer eso en bicicleta, han de saberlo mis islotes beta de mi desgraciado páncreas, que no quieren que mi físico ni mis rulos se aventuren a gastar llantas en la ruta; por eso me recomendaron: mochila, unas buenas zapatillas y un ser que me acompañe, alguien que en dos días pudo distraer mi alma y mi cuerpo, que me dejó otra llaga en el corazón, y un talvez en el aire que respiro; ¿Oyeron hablar de la coleccionadora de talveces?
Heme aquí, juntando los pedazos de una posible realidad, improvisando trajes para esta pieza de teatro.
Con la mochila siempre lista para partir, antes que me partan.

Y te mostré el mejor camino para irte.

Y creéme que nadie había vuelto a buscarme. Después de dos días volviste, ¿a qué?, ¿a quien?, tan desacostumbrada estoy a que alguien se mueva hacia mi, en busca de más abrazos con rulos, en busca de un bálsamo que no se como inventar, y lo sabes, mismo así estas acá.
Abriendo mis puertas. Como cantó un tal Jim Morrison, con sus puertas y sus serpientes incendiadas, en desiertos parecidos a los de mi cabeza, iguales a los de San Pedro de Atacama.
Y retomaste tus caminos tres días después con otro talvez en el habla.
Talvez pueda creerte.
Talvez pueda tranquilizarme, y seguir, con la mirada sólo para adelante.
Talvez otras músicas nos esperen en otros lugares.
Talvez me vuelvas a dejar besarte hasta que sientas ganas de sacarte toda la ropa.

Mientras, miro para adelante.
Así que perdonen si me ven por ahí y no saludo, no es de mala gana ni por falta de educación, estoy cumpliendo una promesa.
¿Ese moretón en la frente?
Intenté huir y no vi la pared, cerré un tanto los ojos.


Jan Saudek

Posted by Dark Rusa :: 10:09 p. m. :: 33 comments

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